domingo, 26 de febrero de 2012

G. MAHLER: SINFONÍA Nº 1 "TITÁN"

Grupo Concertante Talía - Temporada 2011-2012
Sábado 3 de marzo, 22.30 – Auditorio Nacional – Sala sinfónica
Concierto de Aranjuez (J. Rodrigo) – Hugo Moltó (guitarra)
Sinfonía nº 1, Titán (G. Mahler)
Orquesta Metropolitana de Madrid
Directora, Silvia Sanz


SINFONÍA Nº 1,  TITÁN (G. Mahler)



Solo compongo cuando tengo experiencias intensas. Y solo cuando compongo tengo experiencias intensas.

Gustav Mahler)

                                                                                

La música de Gustav Mahler está íntimamente relacionada con sus planteamientos metafísicos, éticos, religiosos o literarios, con sus dudas e intereses vitales. Era un hombre asombrado por la maravilla de la creación y atormentado por sus sufrimientos internos y su obra es el reflejo de este mundo espiritual. En ella nos habla de la muerte, del más allá, de Dios o de la naturaleza.  


Gustav Mahler nació el 7 de julio de 1860 en la ciudad bohemia de Kalist y era hijo de un comerciante judío. Sus padres no fueron un matrimonio feliz y sus discusiones dejaron una profunda huella en la personalidad del músico. A los diez años dio su primer concierto de piano en Iglau, la ciudad donde pasó su infancia. Allí había una guarnición y aprendió un sinfín de canciones de soldados y populares. A los 4 años cantaba más de 200 canciones. No es de extrañar, pues, que las canciones folklóricas, las marchas militares y las fanfarrias estén tan presentes en sus sinfonías. Son sus recuerdos de la infancia. A los quince años continua sus estudios musicales en el Conservatorio de Viena.  Era un lector apasionado, creó un club literario y escribió mucha poesía así como los textos de algunas de sus obras, como Das klagende Lied (La canción del lamento) y de algunas canciones. Admiraba a Wagner y su concepción de arte, y también a Anton Bruckner.

Fue además, un gran director de orquesta y de ópera, se dice que el mejor entre Wagner y Toscanini.  De hecho, tuvo más fama en vida como director que como compositor.  En 1897 se convirtió al catolicismo y meses después, a los 37 años,  fue nombrado director artístico del Hofoper de Viena. Su experiencia como director resultó muy positiva para su trabajo como compositor, aunque también le restaba tiempo para componer. Decía que era un “compositor de verano”, ya que tenía que aprovechar las vacaciones para sumergirse de lleno en su labor creativa. Su mujer, Alma Mahler (Alma Shindler antes de su matrimonio en 1902), aseguraba que nunca le había visto descansar. En 1907, fue víctima de las intrigas de grupos antisemitas en Viena. Aseguraba que era un desarraigado por partida tripe: “Bohemio entre los austriacos, austriaco entre los alemanes y judío en el mundo… Soy un intruso en todas partes y querido en ninguna”. Finalmente, dejó Viena, que perdió una gran promotor musical,  y aceptó el puesto de director de la Metropolitan Opera House de Nueva York durante dos temporadas, y después de la Filarmónica de la misma ciudad. Murió  en Viena en 1911.

Mahler compuso principalmente sinfonías y canciones y ambas facetas son inseparables, ya que las canciones son, al mismo tiempo, parte fundamental del material temático de las sinfonías. Para Mahler, componer una sinfonía es “edificar un mundo, con todos los recursos técnicos de los que dispone el músico… La sinfonía debe asemejarse al universo, debe abarcarlo todo”.

Compuso 10 sinfonías de grandes dimensiones, la última de ellas inacabada, a las que hay que añadir La canción de la tierra. En ellas recurre con frecuencia al uso de la voz, ya sea con coro, solistas o ambas cosas. Por eso, algunos han definido estas obras como Lied sinfónico. Quería que el mundo y el ser humano, tanto lo bueno como lo malo, estuviesen representados en su música. Por eso, sus obras presentan grandes contrastes: lo profundo y lo frívolo; lo sublime y lo grotesco; la simplicidad y la exaltación; la alegría y la amargura.

Comenzó su carrera sinfónica con sinfonías programáticas, casi poemas sinfónicos. Las cuatro primeras tienen como punto de partida programas de carácter filosófico y literario a los que el compositor hace referencia en sus cartas y otros documentos.  A partir de 1900 prefirió que se interpretaran sin programa.

La Sinfonía nº 1 en Re mayor,Titán (1888), las más breve de todas, es un canto a la naturaleza y la juventud. El sobrenombre de Titán proviene del título de una novela de Jean Paul Richter, aunque Mahler especificó que en realidad la sinfonía no se basaba en la obra literaria. La composición presenta ya las principales características de sus obras sinfónicas: utilización de canciones como material temático; pasajes de inspiración folclórica;  imitación del canto de los pájaros;  fanfarrias; grandes recursos orquestales; y atrevidas combinaciones de instrumentos.  La sinfonía está escrita para una gran orquesta sinfónica compuesta por un centenar de músicos. Aunque algunas secciones, sobre todo de maderas y metales, tocan solo en el último movimiento.

La obra se estrenó en Budapest en 1889 como Poema sinfónico en dos partes, con tres movimientos en la primera parte y dos en la segunda. El mismo Mahler dirigió el estreno ante la negativa de otros directores por considerar que era “demasiado moderna y transgresora”. No tuvo buena acogida. Se dijo que era vulgar y que desafiaba las leyes de la música. La irónica marcha fúnebre del tercer movimiento y el estridente final de la sinfonía provocaron los abucheos de un público reticente a las innovaciones. Hoy en día es una de sus sinfonías más apreciadas.

Al observar que el programa no había sido comprendido, lo suprimió, y dejó la obra como una sinfonía en cinco movimientos. Después, decidió suprimir el segundo  (BlumineFlorecillas-), al pensar que no era “suficientemente sinfónico”, aunque hoy en día suele interpretarse por separado. Tras reformar la sinfonía, Mahler optó por darle el nombre de Titán, con el que se estrenó en 1893 en Hamburgo. 

El primer movimiento (Langsam, schleppend) describe, con una introducción lenta y misteriosa,  “el despertar de la naturaleza tras el largo sueño del invierno”. Después  se escucha una melodía, a veces nostálgica, en la que utiliza como material la segunda canción de su ciclo Canciones del camarada errante. La naturaleza despierta en el bosque y se escucha el canto del cuco, el toque de las trompas de caza y el sonido del viento.

En el segundo movimiento (Scherzo: Kräftig bewegt,doch nicht zu schnell) se alternan valses y Ländler (danza popular austriaca). La parte central, más tranquila, tiene carácter de danza clásica.

En el tercer movimiento (Trauermarsch: Feierlich und gemessen, ohne zu schleppen), Mahler utiliza como marcha fúnebre una conocida canción infantil, el canon Frère Jacques, dormez vous?, que comienza con un solo de contrabajo. Para lograr el efecto deseado, cambia la tonalidad de la canción a modo menor. Así describía Mahler la marcha fúnebre: “Un funeral pasa ante nuestro héroe y toda la miseria, todo el dolor del mundo con sus tremendas diferencias y su ironía se apoderan de él. Uno se imagina la marcha fúnebre Frère Jacques interpretada de manera silenciosa por una banda malísima, como las que suelen acompañar a los funerales. Además de esto se escucha, junto con el lamento del héroe, terriblemente angustiado, la crudeza, la alegría, banalidad del mundo, representado por algunos instrumentistas bohemios que se unen al grupo. El momento final comienza con una disonancia que, según Mahler, es “el grito de un corazón herido en lo más profundo”.

El cuarto y último movimiento comienza con un forte tempestuoso que puede asustar al oyente distraído. El propio Mahler contaba que el día del estreno una señora saltó de su asiento asustada por el explosivo comienzo. La orquestación es espectacular. Reaparecen de nuevo el carácter bucólico del comienzo de la sinfonía, el vals del segundo movimiento y la marcha fúnebre del tercero. Aparece entonces un tema triunfal, interpretado por los metales, que será derrotado por tres veces. El agitado y optimista final simboliza el triunfo de la vida sobre la muerte.

I. López (De las Notas al Programa del concierto del 3 de marzo de 2012 de la Orquesta Metropolitana de Madrid en el Auditorio Nacional de Música de Madrid. Directora: Silvia Sanz Torre)

CONCIERTO DE ARANJUEZ (JOAQUÍN RODRIGO)

Grupo Concertante Talía.  Temporada 2011-2012
Sábado 3 de marzo, 22.30 – Auditorio Nacional –  Sala sinfónica
Concierto de Aranjuez (J. Rodrigo)  -  Hugo Moltó (guitarra)
Sinfonía nº 1, Titán (G. Mahler)
Orquesta Metropolitana de Madrid
Directora, Silvia Sanz

CONCIERTO DE ARANJUEZ (J. Rodrigo)




            “El concierto de Aranjuez es para mí la feliz unión de lo clásico con lo castizo y de lo aristocrático con lo popular, tanto de forma como de sentimiento, y suena escondido bajo las formas del parque que rodea el palacio barroco y solo quiere ser ágil como una mariposa y ceñido como una verónica”.
(Joaquín Rodrigo)


Decía el autor de la obra que el Concierto de Aranjuez seguiría gustando después de un siglo y que siempre se había preguntado qué tiene la obra para gustar a públicos tan distintos por edad, procedencia y costumbres. Pero el propio Rodrigo tenía la respuesta: la confluencia de lo refinado y lo popular. Basta decir que este concierto para guitarra es la composición española que más se interpreta en el mundo, y que un estudio de la Sociedad General de Autores en 2005 revelaba que es la obra que más gusta en Japón.

 

Joaquín Rodrigo nació en Sagunto un 22 de noviembre de 1901, día de Santa Cecilia, patrona de la música.  A los tres años perdió la vista como consecuencia de la difteria y con 8 años inició los estudios de solfeo, violín y piano. En 1927 se trasladó a París para proseguir su formación en la Escuela Normal de Música y  estudiar composición con Paul Dukas. Allí se dio a  conocer como pianista y conoció a Ravel, Milhaud, Honneger, Stravinski y Manuel de Falla. En 1933 se casó con la pianista turca Victoria Kahmi,  fiel compañera y colaboradora hasta su fallecimiento en julio de 1997.  En 1991 el Rey Juan Carlos Ie concedió el título nobiliario de Marqués de los Jardines de Aranjuez “por su extraordinaria contribución a la música española a la que ha aportado nuevos impulsos para una proyección universal”. Murió en Madrid el 6 de julio de 1999. Joaquín Rodrigo situó a la guitarra en la categoría de instrumento de concierto.  Entre sus composiciones destacan obras para piano, violín, cello y flauta, y un gran número de canciones.

La idea de componer un concierto para guitarra surgió en una conversación de sobremesa. Fue en 1938. Joaquín Rodrigo había impartido un curso en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo sobre La música instrumental en las cortes imperiales de España. De regreso a París, cenó en San Sebastián con el Marqués de Bolarque, diplomático español y gran promotor de las artes y la música, y el guitarrista Regino Sainz de la Maza. El guitarrista comentó que la ilusión de su vida sería tocar un concierto para guitarra y orquesta. El compositor aceptó la propuesta y cumplió su promesa.  Lo compuso en París durante el invierno y la primavera de 1939. El adagio, el movimiento más popular de la obra, surgió “de un tirón, sin vacilaciones” y lo mismo ocurrió con el tercer movimiento. El primero, fue el último en componerse. El mayor problema era confrontar el sonido de la guitarra con el de la orquesta y lograr un resultado equilibrado. Rodrigo lo consigue: la guitarra es la protagonista del concierto.

El título de la obra hace referencia a los jardines del Real Palacio de Aranjuez y su música nos transporta a la corte de finales del siglo XVIII y principios del XIX, durante los reinados de Carlos IV y Fernando VII. Sin embargo, la obra no es programática ni descriptiva, aunque sí refleja el estado de ánimo del compositor en el momento de su creación. La esposa del músico, Victoria Kahmi (Vicky) perdió a su primer hijo durante el embarazo y “y la profunda melancolía y tristeza que nos produjo queda reflejada en el adagio, pero también hay una enorme alegría cuando supimos que esperaba un nuevo hijo”.

Fue precisamente Victoria Kahmi, la que sugirió el nombre del concierto, en recuerdo de los largos paseos por los jardines de los que disfrutó el matrimonio en 1933, poco después de casarse en Valencia.

El Concierto de Aranjuez se estrena un 9 de noviembre de 1940 en Barcelona con la Orquesta Filarmónica de Barcelona, dirigida por César Mendoza Lasalle, en el Palacio de la Música Catalana de Barcelona. Según cuenta el maestro Rodrigo en sus memorias (Concierto de una vida, Eduardo Moyano Zamora, Planeta 1999), “hizo sonar la guitarra como decía Stravinsky que sonaba, penetrante y lejos”. El 11 de diciembre de 1940, tendría lugar su estreno en Madrid, en el Teatro Español, bajo la dirección de Jesús Arambarri, de nuevo con Regino Sainz de la Maza.  El Concierto de Aranjuez tuvo que esperar al fin de la II Guerra Mundial para presentarse en Europa. Diez años después de su estreno en Barcelona, otro gran guitarrista español, Narciso Yepes, interpreta el concierto en París, con Ataulfo Argenta al frente de la Orquesta Nacional de España. A partir de ese momento, la obra se interpreta en salas de todo el mundo. Hasta los astronautas Armstrong, Aldrich y Collins, eligieron su música para su viaje a la Luna en 1969. Se han realizado innumerables grabaciones y múltiples adaptaciones. Precisamente, las adaptaciones no gustaban a Rodrigo y, cuando se encontró con la versión jazzística de Miles Davis para trompeta, decidió litigar. Al final, se dio cuenta de que no podía luchar contra la popularidad del concierto: “Mi opinión es que las obras musicales hay que dejarlas como se crearon y tocaron por primera vez. Sin embargo, se han hecho innumerables versiones del famoso adagio, unas más acertadas que otras, se canta en las lenguas más diversas, se baila al son de cualquier ritmo…. A estas alturas tengo que reconocer que no han alterado en nada la popularidad y el prestigio de mi concierto”.

El 1ermovimiento, Allegro con spirito, se caracteriza por la fuerza y alegría rítmica. Suenan danzas tradicionales como el fandango. A lo largo de este movimiento escuchamos la alternancia tradicional entre el instrumento solista y la orquesta (los acordes de rasgueado de la guitarra y la melodía introducida por los violines); y una alternancia rítmica (compases de 6/8 y pasajes en 3/4). La guitarra utiliza técnicas propias del flamenco.

El autor define el 2º movimiento, el Adagio, como un “diálogo elegíaco entre la guitarra y los instrumentos solistas (corno inglés, fagot, oboe, trompa, etc.) en un profundo batir que mantiene todo el edificio sonoro de ese tiempo”

El 3er y último movimiento, Allegro gentile, “evoca una danza cortesana” en la que la combinación de compases de dos y tres tiempos, así como una estructura ligerísima, mantienen el tiempo alerta hasta la veloz fermata final”.

I. López (Notas al programa del Concierto  de la Orquesta Metropolitana de Madrid del 3 de marzo de 2012 en el Auditorio Nacional de Música de Madrid. Directora, Silvia Sanz Torre)



lunes, 20 de febrero de 2012

Sábado 3 de marzo, próximo concierto de la Orquesta Metropolitana de Madrid en el Auditorio Nacional de Música: Concierto de Aranjuez (Rodrigo) - Sinfonía nº 1 "Titán" (Mahler)


 

Un guitarrista alicantino  de 17 años, Hugo Moltó, interpretará el Concierto de Aranjuez en el Auditorio Nacional bajo la batuta de Silvia Sanz


           

3º abono
Sábado 3 de marzo, 22.30 – Auditorio Nacional –Sala sinfónica
Concierto de Aranjuez (J. Rodrigo) –Hugo Moltó (guitarra)
Sinfonía nº 1, Titán (G. Mahler)
Orquesta Metropolitana de Madrid
Directora, Silvia Sanz



El 3º concierto de abono de la Orquesta Metropolitana de Madrid, que dirige Silvia Sanz, incluye obras muy distintas en cuanto a estilo y forma.  En la primera parte se interpretará el Concierto de Aranjuez de J. Rodrigo. El guitarrista Hugo Moltó, de 17 años, ganador de numerosos concursos de interpretación,  tendrá así la oportunidad de presentarse, por primera vez, ante el público madrileño. En la segunda parte del concierto, la Orquesta Metropolitana de Madrid interpretará una de las grandes sinfonías de Mahler, la Sinfonía nº 1 (Titán). Será el próximo 3 de marzo a las 22.30 en la sala sinfónica del Auditorio Nacional de Música de Madrid.


Un sueño hecho realidad

Para el guitarrista alicantino Hugo Moltó, tocar en Madrid el Concierto de Aranjuez junto a la Orquesta Metropolitana es un sueño hecho realidad: “Aunque también he de decir que supone un gran trabajo y que no es fácil abordar una obra como esta, pero creo que el trabajo tendrá su recompensa”.  Hugo Moltó ha participado ya en 10 concursos (el primero, con 12 años) y en 8 de ellos ha conseguido el primer premio. Gracias a los concursos –explica-, eres capaz de formarte musicalmente, de fijarte objetivos, de motivarte, de ver recompensado tu trabajo”.


El Concierto de Aranjuez (1939) fue el primer concierto para guitarra y orquesta  de Joaquín Rodrigo y es una de las obras españolas más interpretadas y conocidas fuera de nuestras fronteras. Rodrigo eligió la guitarra como instrumento solista y la enfrentó a la orquesta logrando que su sonido estuviera siempre presente. El concierto evoca el Palacio de Aranjuez y sus jardines en una época pasada.  Fue precisamente en Aranjuez donde Joaquín Rodrigo y su esposa pasaron su luna de miel. De ahí el nombre de la obra.
 

Titán, la primera sinfonía de Mahler

La segunda parte estará dedicada a Gustav Mahler y su Sinfonía nº 1 (Titán), estrenada en 1889. El autor la concibió en principio como un poema sinfónico, pero terminó siendo una sinfonía que sometió a varias revisiones después de su estreno. Inicialmente,  el público  la calificó de irreverente y excéntrica, pero después se convirtió en  una de las obras más demandadas del compositor austriaco.  El sobrenombre de Titán tiene su origen en la novela homónima de  Jean Paul Richter. La novela narra la vida de un  héroe que regresa a su país después de lograr una gran hazaña política y cultural fruto de la fuerza interior y la imaginación.



Más información sobre Silvia Sanz, en www.silviasanz.com

Más información sobre Orquesta Metropolitana de Madrid en www.grupotalia.org