viernes, 12 de agosto de 2011

LES NUITS D' ÉTÉ (LAS NOCHES DE VERANO) DE BERLIOZ : SEIS CANCIONES DE AMOR PARA LAS NOCHES DE ESTÍO

                      
A Hector Berlioz (1803-1869) le conocemos por sus grandes obras, especialmente por su Sinfonía Fantástica, el Réquiem, Romeo y Julieta o La condenación de Fausto. Pero este músico francés, que no fue profeta en su tierra, y a quien sus compatriotas criticaban todo lo que hacía -suele pasar cuando uno es innovador y original-,  compuso también música de pequeño formato. Hablamos de canciones. Una propuesta muy adecuada para estos días es su ciclo Les nuits d’été (Las noches de verano), seis canciones de amor compuestas entre  1840 y 1841.
En Les nuits d’été (Op. 7), Berlioz puso música a seis poemas de Théophile Gautier, escritor, poeta y periodista romántico que era vecino de Berlioz en París. En un principio fueron caciones para voz (mezzosoprano o tenor) y piano. Posteriormente el compositor orquestó las seis canciones dando así lugar al primer ciclo importante de canciones orquestales.

Los títulos de las seis canciones son:  Vilanelle (Canción campesina); Le spectre de la rose (El espectro de la rosa); Sur les lagunes: Lamento (En las lagunas); Absence (Ausencia); Au cimetière: Clair de lune (En el cementerio: Claro de luna); y L’île inconnue (La isla desconocida).   

Berlioz dedicó el ciclo, en su versión para voz y piano,  a Louise Bertin, hija del editor del Journal de débats, publicación en la que el músico colaboraba.  La primera canción que orquestó fue la cuarta, Absence,  para que la cantara Marie Recio, que era su amante y con la que se casó años más tarde, tras la muerte de su primera esposa, la famosa actriz Harriet Smithson. Años más tarde orquestó el resto de las canciones para su publicación en 1856. Es en su versión orquestal estas canciones, dedicadas todas ellas a cantantes,  adquieren más plenitud  y belleza y pueden incluirse entre las creaciones más importantes de Berlioz.

 
Las seis canciones de amor son muy diferentes entre sí. Las cuatro centrales son lentas, y la primera y la última, rápidas.  La primera, Vilanelle, es un canto a la primavera de carácter ligero, sencillo y delicado. El espectro de la rosa, dedicada a la contralto Gotha Anne-Rose Falconi, a la que le músico había escuchado en Londres, nos presenta una melodía sugerente y cálida que bien puede evocar el calor del verano. La canción, introducida por solos de violonchelo, flauta y clarinete,  habla de una joven a la que se le aparece el espectro de una rosa que ella llevó en el baile de la noche anterior. En las lagunas, que en un principio se tituló Lamento: La canción del pescador, que dedicó al cantante de Weimar Feodor Milde, es una melancólica melodía cuyo acompañamiento nos recuerda el movimiento de las olas. Para la cantante  Madelaine Nottès, que interpretó el papel de Margarita en el Faust de Berlioz en 1853, fue la dedicatoria de Ausencia, una canción en la que se pide el regreso de la amada. En el cementerio, a la luz de la luna: es una melodía de profunda tristeza y desasosiego dedicada al tenor Caspari.  Y cierra el ciclo, una canción de espíritu mucho más alegre y exótico, La isla desconocida, dedicada a Rosa von Milde. El título original del poema de Gautier era Barcarola y Berlioz puso a la melodía ritmo de canción veneciana

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